Os diré la verdad, desde el comienzo el #covid me tiene fascinado. Primero porque cuando todo empezó pensé que quizá el Ozymandias de Watchmen tenía razón y lo que necesitaba la humanidad para unirse era una gran tragedia externa. Como todos sabemos, la realidad ha sido muy distinta y el que tenía razón -una vez más- en la ficción de Alan Moore era El Comediante: los humanos estamos condenados al conflicto y la contradicción.

watchmen-comedian – Reappropriate

Y esto me lleva a la segunda razón de mi fascinación: el aumento exponencial de datos a analizar. Todos nos hemos visto inundados de gráficas desde el comienzo de la pandemia. Pero ¿qué tiene que ver esto con el conflicto? Pues bien, creo que todos somos conscientes de la delicada situación en la que esta sumida en estos momentos España. No paramos de escuchar acusaciones desde todos los ángulos a los más variados grupos de población (la culpa es de los temporeros, de los jóvenes de fiesta, de los niños, de los padres divorciados que viajan en avión una vez por semana en asientos impares sólo cuando hay luna llena y Marte choca con Júpiter...). Y quería saber si yo también podía unirme a eso de "echar la culpa a alguien" pero con algún tipo de fundamento.


Así que me puse a investigar y encontré una base de datos muy interesante de Google, donde monitoriza los movimientos de los ciudadanos desde el principio de la pandemia, comparándola con una movilidad "normal" que toman de principio de año. He hecho varias gráficas aquí: https://datastudio.google.com/u/0/reporting/2c3ef5f5-4072-4c86-9a49-d951ecaaa3d4/page/YGkZB donde se puede comparar la movilidad entre países a diferentes lugares (restaurantes, trabajo, playas, tiendas, etc). Por jugar un poco, he comparado las métricas de España con nuestros vecinos más próximos y sonados. Este es el resultado:

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¿No os llama nada la atención? Efectivamente, estamos por debajo que nuestros homólogos europeos en desplazamientos. Que sí, que esto estará sesgado por lo que pueda recoger Google, pero aún así, la tendencia que nos muestra es clara: crecemos al mismo ritmo o inferior en los desplazamientos que realizamos que el resto de Europa. Y si esto es así, quizá debamos dirigir la "culpa" hacia otro lado. Porque quizá, y sólo digo quizá, tenga algo que ver el hecho de que hemos contratado la mitad de rastreadores que dijimos que íbamos a contratar (cuando los que dijimos ya eran la mitad de los que necesitábamos). Que nos tocamos, abrazamos y besamos más que los alemanes, por ejemplo? Pues también. Que igual no tenemos el mismo cuidado que ellos tienen? Puede. Pero teníamos derecho a hacerlo. Otros eran los que tenían la obligación de detectarlo a tiempo.